Un día genial, una mañana esperanzadora, el sol brillaba en el reflejo que dejan los autos al circular por las avenidas, frescura de mañana, de recuerdos de otros días, lejanos e inocentes.
Estar parado frente a una nueva audiencia desde el otro lado, desde el lado del que se supone que sabe y decirles que es dificil pero si tienes fe y ganas, serás el nuevo Marcelo Serpa.
Y luego, llamadas de casa, esas que no quieres recibir, esas que quieres bloquear pero que tu deber es atenderlas, perdida de apetito y ganas de no estar aquí.
El "taimin" perfecto.
Chingado