miércoles, 7 de diciembre de 2011

Todo es permitido

La ciudad de Santa Mónica en el estado de Tlauma, al sur, cerca de la frontera, siempre había sido una ciudad caótica, desquiciada, llena de problemas que no parecían tener solución, una ciudad hecha mierda dentro de la mierda en la que se había convertido ese pequeño país caribeño. De mierda.

La gente tenía miedo de la policía, la policía de la gente y ambos le temían a Dios por sobre todas las cosas, herencia española, romana? judía? no sé, pero de que temían, temían.

Un buen/mal día, el presidente municipal de Santa Mónica, su Alteza Indivisible, comisionó a un grupo de antropólogos traídos de otros países a encontrar el problema en la psíque de la población, porqué eran los santamoniquenses unos hijos de puta?. Los resultados fueron sorprendentes.

Después de encuestas, análisis a fondo de comportamiento de grupos sociales aislados, de pruebas médicas e incluso, se menciona que también a partir de la disección de un habitante de la comunidad, los antropólogos encontraron que la raíz del problema era la represión. El castigo moral autoimpuesto por ellos que los hacía sentir desahuciados, perdedores sociales, basura y escombro a la vez.

La solución del presidente municipal fue algo nunca antes visto.

Un día del mes, todo estaba permitido en Santa Mónica, no había delitos, todo era posible. El día elegido como prueba fue el 28 de mayo, un día antes de las fiestas patronales, así si habías pecado, pedías perdón al día siguiente. Fácil. Sentido común. Si por lo contrario, cometías un delito, por más pequeño que fuera, tenías mínimo 5 años de cárcel y un máximo de pena de muerte.


La gente lo tomó de la mejor manera. Su Alteza Indivisible no podía estar equivocado. Era algo que les convenía a todos.

A 24 horas del 28 de mayo, la ciudad era un remanso de paz. Nada pasaba. No había delitos. No había miradas lascivas. No había ni un vidrio roto por una pelota.
Todo era perfecto.

Comenzó el 28 de mayo. Dicen que la primera persona que se atrevió a algo fue un adolescente que le tocó las nalgas a su vecina al pasar por el mercado. El chico avanzó hacia ella, la abrazó por la cintura, le tomó las nalgas y se fue caminando campantemente. La vecina no dijo nada. Siguió con sus compras y volvió a casa.

El segundo delito fue más elaborado, menos inocente, un barbero murió a manos de su hasta entonces mejor amigo, el barbero se preparaba para cortarle el pelo a un cliente y de paso robarle su cartera cuando su mejor amigo llegó y le disparó dos tiros a la cara. Nadie dijo nada. El cliente conservó su cartera. La espuma y la sangre se mezclaron en el suelo.

De las 10 a las 13:00 fueron las horas más complicadas, 17 violaciones, 2 asaltos a un banco (el mismo banco), 34 carterazos, 1 parricidio y 9 reportes de lesionados. Pero la gente quería más.

El problema para el presidente municipal fue que no consideró que el magnicidio era también un delito permitido, lo que menos esperaba es que su propia esposa en complicidad con un diputado local le dispararían mientras esperaba un café en el restaurante al que siempre iba.

Santa Mónica no volvió a ser igual.

El día 29 de mayo, con el recuento de los daños y un nuevo presidente municipal, la vida volvió a ser normal. Fue la última vez que se contrató a gente externa al pueblo.

jueves, 17 de noviembre de 2011

No me digas

Te ví el otro día, ibas caminando por la calle de la mano de alguien más, yo tenía más o menos 3 semanas que te seguía a todas partes. Cierto, ya no teníamos nada pero no quería quedarme así, tú lo sabías y por eso te veías con él fuera de la ciudad, en San Luis para ser exactos. Yo te seguía en el coche prestado de un amigo y te observaba con él y me moría tantito pero no podía dejar de ver.

Era bastanta morboso para mí y bueno, ya estaba ahí y no tenía nada más que hacer, así que me inventé una vida dedicada exclusivamente a seguirte los pasos de día, trabajar desde mi hotel por la noche, tener un sentido al fin.

Si mi destino no era estar contigo podría serlo estar sobre ti, acecharte, interpretarte a la distancia, leer en tus manos y en tus gestos con mis binoculares, los diálogos que a otro le dabas, sentirlos míos. Sentirme vivo.

No se si "patético" sea la palabra que mejor me defina en estos momentos pero si es la que utilizaste al descubrirme, ¿qué te puedo decir? es todo lo que soy ahora, una idea idiota pero mía, mi lógica me funciona a mí, no tienes porqué entenderla. Ahora por favor, aléjate y sigue viviendo que yo viviré en función de ti.

martes, 15 de noviembre de 2011

Tos

Siempre he estado ligado a la enfermedad, mis primeros recuerdos siempre apuntan a dolores en el pecho, tos que inunda el cuarto en el que esté, fiebre, sueños de fiebre y ausencia del hambre en mí. Desde niño he probado todas las medicinas y puedo considerarme un experto en automedicarme, en inyectarme solo, en tragar pastillas, masticar tabletas, beber jarábes y hacer de todos un coctél que me aletargue lo suficiente como para soportar la fiebre.

Mis peores pesadillas han sido bajo los efectos de antibióticos, pesadillas que quedaban destruidas cuando sentía el frío de la regadera, los pedazos de hielo en mi cabeza, el tomate quemado en mis pies, la vaporera que me ahogaba, los rezos y sollozos de mi madre que me cuidaba sin importar que descuidaba a los demás hijos que tenía. Siempre fui el más débil. El enfermo que veía por la ventana y no jugaba, el que tosía a la menor provocación y se refugiaba en una habitación lejana para que no lo escuchara la madre, el padre pero sobre todo, la aguja.

Por eso apenas me recuperé y me fui de casa.
Me largué para darle a mis hermanos la madre que quizá no tuvieron. Para alejar de ellos el sonido de la tos, la preocupación sonora, el estrés del hijo que salió defectuoso.
Por eso me fui apenas la fiebre bajó.

Ahora a la distancia, toso cuando quiero y a nadie le importa.

En mi enfermedad, me siento aliviado.

jueves, 27 de octubre de 2011

Salero

-Creo que nos vimos el año pasado en casa de Mónica no?
-No creo, se me hace que fue en la casa de Mariel, después de la fiesta de Ale.
-No sé, pero me gustaste, cuando entraste te vi y dije, "esa morra tiene mucha onda", luego ya vi que ibas con alguien y mejor me puse a beber.
-Que idiota
-Yo?
-No, el tipo con el que iba, un verdadero idiota.
-Te llamo mañana?
-Bueno, pero temprano, tengo algo que hacer en la noche.


Siempre pensé que el final más triste de una película era la de "Y tú mamá también" no el final, la frase de "y nunca se volvieron a ver"

Es tan lapidaria, tan honesta, tan hija de puta que cala, cala cuando la escuchas, cala cuando la piensas, cuando la razonas.

"Y nunca se volvieron a ver".

Que fort! diría mi amiga catalana y después tomaría sus cigarros y fumaría en el balcón con una Xibeca casi caliente.

Se acabaría el mundo si no te volviera a ver, se me acabaría el mundo, mi mundo, el tuyo, el nuestro.

Chau entonces, nunca te volveré a ver.

jueves, 20 de octubre de 2011

Coche

Se ha vuelto común, tristemente común la escena, el acelerón de llantas, la frecuencia de un nextel, el grito, el disparo, el impacto.

La escena se repite y se repite en un loop que huele a pólvora, es un disco rayado por las navajas de la última letra, de los del mar, de los de la sierra, es la nueva voz de mi ciudad.

A la distancia parece que no se siente tanto, pero se siente más, la distancia amplifica el sonido de las balas, la distancia y el desconocimiento nos hacen pensar que cada vez que pasa algo, cada vez que algo aparece escrito en algún medio, identificaremos un coche conocido, una calle que es la nuestra, un amigo, un pariente, un amor envuelto en balas.

A la distancia no nos queda más que rezar porque no sean ustedes.

martes, 18 de octubre de 2011

Dos momentos

Recuerdos dos cosas que me marcaron en mi vida como publicista, como persona, como joven adulto recien graduado.

El primero fue 3 meses después de intentar hacer que funcionara un sueño en el norte bien norte del país, estaba en Monclova, en una casa vieja de la calle Guadalupe, vivía solo, mi roomie italiano acababa de irse, había entendido que era una tontera seguir ahí, sembrando en tierra dura. No podía dormir, tenía dos días sin hacerlo, tenía hambre, no había comido nada, no tenía nada...y comencé a escribir, comencé a escribir una campaña publicitaria enfocada en mí, por toda la casa encontraba mensajes de aliento y slogans en donde yo solo me apoyaba, tenía una recordación de marca total y como mi nombre era líder del mercado, alcancé el 100% de los impactos estimados, una clara muestra de que yo era un cabrón para la publicidad.

Dos semanas después dejé Monclova.

El otro momento fue una noche, 1 año después de eso en casa de mis padres, había vuelto a vivir ahí y no podía dormir, tenía sueños de frustración por toda mi cabeza, me levanté de la cama y bajé a la sala a escribir en una libreta, 100 páginas por los dos lados de slogans, gráficas, teles y radios, 100 páginas que me intentaban convencer de que era bueno, mi padre, preocupado porque eran las 4 de la mañana y su hijo escribía como loco, bajó preocupado, mi madre le dijo que yo estaba haciendo mi trabajo, que no tenía porque preocuparse.
Al día siguiente llevé las diez mejores ideas de esa noche a mi primera entrevista publicitaria a lo que fue la junta más importante de mi vida, me dejaron entrar de trainee a esa pequeña agencia de activaciones deportivas.
De eso ya 7 años.

Dos momentos.

martes, 27 de septiembre de 2011

Costuras

El sentimiento que deja el vacío, ese surco en el suelo que se amontona y se vuelve una patada en los huevos, ese hijo de puta que trata como su subordinado, no es más que la justicia divina en forma de kilómetros.

La separación de las cosas, dos imanes que no pueden estar juntos porque sus polos no los dejan, porque el tiempo no es benigno, porque llueve y no hay taxis en la calle con taxistas necios que insisten en contarnos esa vida que no nos importa más que la nuestra que dejamos allá, lejos, en el camino.

Los recuerdos son retazos de tela multicolor, algunas veces de diferentes texturas. Hay días en donde se vuelven una pieza de Lanvin, otros en donde no llega a ser ni una pinche camiseta de C&A. Los recuerdos son retazos de tela multicolor y punto.

Tomo fotografías de donde estoy para que estés. Lo sabías?
Imagino que estás sentada en la terraza esperando que llegue y te diga que hoy el tráfico estuvo horrible y que mañana sin falta volveré al metro. Tomo fotografías para crearme recuerdos que no existen y confeccionarme un traje completo en donde todo sea perfecto y las costuras no revelen que las telas vienen de distintos lugares.

La mejor forma de recordar es inventar.

Por eso invento mil y un chistes para que la gente crea que las personas que conozco son más divertidas e inteligentes de lo que son e invento finales acordes a las necesidades de las historias. Los recuerdos/inventos son más fáciles de manejar que los auténticos.
Inventemos pues lo que queramos y ya veremos que pasa allá, en ese lugar que aún no existe pero que espero y que espero que tú también esperes.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Argeles

Cuando desperté del profundo sueño en el que me había sumergido la botella de "Rey de Los Andes" un horrible vino chileno de 63,00 pesos, seguía con sed.

Me puse los tenis, una sudadera y bajé corriendo las escaleras del departamento, en el camino saludé a la "vecina misteriosa" de quien pienso es prostituta o asesina a sueldo, sexy en cualquiera de las dos formas.

Corrí a la calle para correr. Empecé este ejercicio de escapar de mi mismo para intentar alcanzarme o porque no, rebasarme.
Me gusta correr con frío y sentir como mi pecho se incendia en hielo y mi nariz es una ventila por donde se filtran los verdaderos Andes. Duele correr así. Duele desaprovechar una noche así.

Corro entre humos de mariguana de los tipos que aprovechan la oscuridad del parque para desaparecer, corro entre el vapor que despide el perfume en el cuerpo de la chica que va adelante de mi y que quiero alcanzar para decirle que el Halloween es un perfume tan viejo y tan tonto como los tenis verdes fosforescentes del tipo sin camiseta que va a mi lado gimiendo como si estuviera en un maratón sexual, perdón..en un terrible maratón sexual a juzgar por su cara desencajada de esfuerzo.

Escucho "don´t stop me now" de Queen y nada me detiene ahora. Soy una bola de fuego con hoodie. El rastro de mis pisadas en la grava. El vapor que sale de mis brazos semi congelados. Mi vida es una respiración a intervalos largos, cortos, cortos, largos.

Dejo de correr cuando me mareo y caigo al suelo. Respiro hasta que duele y soy feliz por estar vivo y tener ambas piernas (aunque una rodilla me esté matando), soy feliz por avanzar cada día más y no quiero que nada cambie hoy.

De repente, Argeles es un parpadeo. Un recuerdo. Una habitación sucia de hotel, una llamada que no realicé hace tres años. Debí de haberme despedido.

lunes, 5 de septiembre de 2011

De lo que pasa

Los cometas que dividen el cielo son rayas de coca galácticas que nos idiotizan a todos. De pronto caemos en cuenta de que no valemos nada y que la vida, la vida es un cometa que divide el cielo en fragmentos.

Los dinosaurios fueron creados por Jim Henson en asociación con FOX Global para que los niños tengan sueños de ser arqueólogos y compren productos relacionados con las marcas que ellos venden.

Santa Clos si existe, es director de una corporación y vende seguros de vida por internet.

La homosexualidad no existe. La heterosexualidad no existe. Tenemos años cogiendo entre nosotros sin saber que somos iguales todos y que quizá estás cogiendo contigo mismo.

La religión verdadera es la de los medios electrónicos y la que te dicta Vogue.

El momento más bello de tu vida no es un ocaso en París o en Baja. Es tan cotidiano, pobre y triste como un pordiosero de voz privilegiada que canta mientras grita en el metro que va de Observatorio a Pantitlan.

Todo es modificable menos la muerte y aún en algunas muertes puedes modificar el archivo.

Los espejos son cámaras microscópicas creadas para desarrollarte inseguridades y maximizar tus defectos. Los pagó Loreal y Vichy en los 40´s.

Los bancos llevan registros de tus compras y tu cumpleaños. Saben donde vives y que comes. Saben donde cenas y que desayunas. Saben que pagas porno en los hoteles y lo cargas a la empresa. Son entes gobernadas por personajes de ficción.

La vida es una caída libre. Tú decides la velocidad pero siempre acabarás como un impacto en el suelo.
Lo único que dejarás si bien te va es una raya de coca en el cielo, un cometa humano que incendia la noche.

jueves, 25 de agosto de 2011

Ecos de perros

Escucho el ladrido que no me deja dormir, que me taladra la cabeza como una culpa inmensa de cosas que dejé pasar, de personas que dejé de querer.

El perro no deja de ladrar y yo no dejo de pensar y recuerdo, el lecho en donde murió ella y los días de duelo que siguieron al disparo. Accidental. Eso dijo la policía y ambas familias. Las cosas pasan por algo me dijeron y yo no sabía que decir. Tendrás un ángel en el cielo que te cuidará, decían y yo lloraba inconsolablemente. Un ángel con un tiro en la frente.

La culpa es un espejismo horrible en el ojo que no te deja ver bien la vida, la culpa es un grito que nunca terminas de sacar del pecho. La culpa es el preámbulo de la muerte.

El perro se ha callado pero aún retumban en las paredes de mi cuarto sus ladridos, el sonoro y lastimoso quejido de un perro que no entiende porque ha sido encerrado de nuevo en el baño de una casa, los dueños temen que salga a la calle y muera, ellos no saben que él está muriendo dentro de ese lugar todas las noches.
El sonido del disparo aún retumba en mi cabeza, en las paredes de mi cráneo, se acumula, se condensa y llueven lágrimas de culpa, en cada una de ellas va su cara dibujada en el instante justo en el que una 48 especial le da un empujón a su frente que la desnuca y la sangre sale disparada a todos lados y me cubre.

Hoy quiero liberar a ese perro, tomarlo en mis brazos y subir a la azotea juntos. Saltar al vacío. Caer los dos. Morir de verdad y no en partes. Los ecos del perro no volverán a escucharse, los ecos del tiro dejarán de estar en mí para siempre.
La culpa, el perro. El sonido de ambos cayendo.

lunes, 15 de agosto de 2011

Caeser

Lo primero que aprendí a escribir fue mi nombre, César, pero lo escribía muy mal: Caeser.
Incluso en el baño viejo de casa de mis padres está aún mi nombre rayado con pluma. El error se quedó para siempre y con los años yo no. Dejé de escribirlo mal y comencé a hacer como que si sabía.

Fingir que sabes, imitar lo que otros hacen, perder para ganar, ganar a toda costa, los años me llevaron a lugares que no pensaba pero aún hoy, desde la distancia creo que mi mundo era mejor cuando yo creía que me llamaba Caeser.

domingo, 14 de agosto de 2011

De perder.

De nuevo soy el último en salir de la oficina y no me siento mal por eso, después de todo...no tengo nada que hacer si no trabajar.

Salgo a la calle y espero el taxi, no llega. Enciendo un cigarro y me dejo llevar por el humo. Viajo a un lugar distinto en donde los ecos de los recuerdos me desmadran en pedazos los ojos que se me caen en forma líquida al piso. El guardia de la oficina sale y me pregunta si estoy bien, le digo que si, que sólo acabo de recibir una mala noticia. El taxi llega y acaba con el momento incómodo aunque inmediatamente se convierte en otro, no recuerdo donde vivo.

Seguro que no sabe donde vive, me pregunta el taxista, le digo que no pero que conduzca rumbo al sur de la ciudad, quizá encuentre las pistas necesarias para saber en donde vivo o al menos consiga un buen lugar en donde dormir, no sé. No sé nada y ni siquiera sé como me llamo ahora pero bueno...eso importa acaso? los nombres son sólo etiquetas que nos cuelgan y que nos definen algunas veces si y otras no. He cambiado tanto de nombre los últimos años que no recuerdo cual fue el primero, el genesis de mis nombres, la forma en la que se dirigía a mi mi madre, la primera vez que Susana lo dijo a los 8 años en el patio de la escuela. Que importa, nada importa.
El taxista comienza a desesperarse y sospecha que quiero hacerle algo, idiota, si quisiera lo hubiera hecho. No quiero hacer nada y ni siquiera quiero llegar porque no existo, no sé. Suena el teléfono, contesto. Preguntan por Marcos, ¿Marcos... me llamo Marcos? o es un número equivocado? no sé, no tengo cara de marcos.

El taxista me deja en donde le digo que recuerdo que es mi colonia, le respondo en inglés y él parece no entenderme...acabo de perder la habilidad de hablar español. ¿Qué más perderé? ¿la vista? ¿el tacto?
Pago con todo lo que traigo en la cartera y camino a un parque que parece que recuerdo. ¿o me he equivocado de nuevo?

Tiemblo, tengo miedo de no saber nada, de haberlo perdido todo otra vez, no es la primera vez que te pasa esto, me digo para tranquilizarme y recuerdo la vez en Marruecos en donde me pasó exactamente lo mismo y terminé deportado a mi país y me reclamaron en migración los que decían que eran mis socios de trabajo. ¿Será? ¿Seré?

Son las doce de la noche y yo no soy.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Fiebre

Bajé del cuarto y estaba empapado en sudor. Dejé a mi paso un rastro de agua. Pequeños charcos que hacían que quien quisiera caminar tras de mí, resbalara. Pero estaba solo, no había nadie para resbalarse en mi rastro de agua. Sudaba tanto que pensé que me deshidrataría y por eso fui a la cocina, necesitaba beber algo.

Abrí el refrigerador, mi cuerpo estaba seco, podían vérseme los huesos. Podían sentirse las esquinas de mis huesos sin siquiera tocarlos. Estaba mal. El refrigerador era inmenso. Presioné el dispositivo de agua fría y comencé a bañarme con el chorro de agua que caía sobre mi. Bautizado en el agua fría como Juan en el Jordán. Comencé a respirar y a sentir que aún quedaba vida en mi. Después cayeron hielos en mi cabeza. El piso de la cocina era una mezcla de distintas aguas en distintas etapas del cíclo del agua. El despertador marcaba las 4:19 am. Yo quería hacer una llamada, pedir una ambulancia, me ahogaba.

El compresor del refigerador estalló y con su ruido desperté. Había pasado la noche recargado contra el aparato y ahora estaba bien. Eso pensé. Al llegar a mi cuarto me desplomé. Un saco de papas podridas era yo. Un destello intermitente en el bosque. Una luciérnaga perdida en el agua más profunda. Nada.


martes, 9 de agosto de 2011

L.A.

-Entonces lo que soñaste no tiene sentido esta vez- Le dijo Gabriela a su hermana mayor.
-No, no tiene nada de sentido, esta vez no empatan las cosas, no hay coherencia-Ann bebía lentamente de la copa de agua helada que el mesero había dejado sobre la mesa.

En las mesas del lugar no hay nadie. Sospechosamente no hay personas en el verano de Los Ángeles. El calor no dice nada. Afuera del restaurante están realizando una sesión de fotos. La modelo sostiene en sus manos un cactus morado, detrás de ella un hombre intenta golpearla. "Publicidad"- Piensa Ann y Gabriela habla por su teléfono.

-Regresarás a casa?- Ann le pregunta a Gabriela y no la mira siquiera.
-No sé, aún no sé que voy a hacer acá, menos voy a saber que voy a hacer allá- Gabriela se pasa un hielo por la boca cuando termina de hablar.

La sesión de fotos ha terminado, la modelo fuma un cigarro mientras el equipo de producción desmonta las luces. Al terminar apaga su cigarro sobre el cactus morado. "Publicidad"- Piensa Ann y cierra los ojos.

Ann paga la cuenta y se despide con un beso de su hermana. Casi en la puerta Ann voltea y le dice a su hermana:
Soñé esto, igual- ella levanta la mano y le dice adiós con un gesto.

Gabriela marca a casa.





viernes, 5 de agosto de 2011

nunca

Nunca me recuperaé de esto- me dijo y azotó la puerta en mi cara. Retrocedí, salí de su edificio y caminé por la colonia. Hacía frío pero yo no lo sentía.

¿qué hice mal? ¿porqué estaba así? ¿en qué momento nos mandamos tanto al carajo?

La última noche que nos vimos todo parecía estar bien. Lo usual. Un trago, una charla, un par de insultos cifrados en te quieros que no sentíamos. Lo usual. Sexo lleno de fantasías alejadas de nosotros. Vehículos para llegar a un destino irreal. La vida pues.

Pero luego ella me pidió que le contara el único secreto que me había guardado para mí, el de la vez en Canarias en donde desaparecí por una noche y ella se quedó en el hotel llorando mi ausencia.
Le dije todo, le dije lo del disparo al agua y lo de la chica negra que dejó de respirar. Lo del sexo grupal en el putero, lo de la peli porno en donde sostuve el micrófono. Lo de los policías y la coca en el capacete de la patrulla.
Ella me escuchaba atenta y yo le narraba todo. Al final me dijo que ya no me amaba. Ya no había secretos, ya no había nada.

Ella no sabía que yo la amaba tanto que nunca le dije que en Canarias me fui a una cafetería a escribir su nombre en una servilleta, quemarlo y fumarme las cenizas metidas en un marlboro blanco. Ella estaba en mí. Nunca se lo dije, ni siquiera para detenerla. Ella era mía para siempre aunque se fuera como el humo del cigarro, como las mentiras de mi noche de verano.

jueves, 28 de julio de 2011

El miedo

El teléfono que suena.

El teléfono que no suena.

La llamada en espera.

Esperar la llamada.

Los días que faltan.

Los días que nos quedan.

Las distancias que nos separan.

Las distancias que nos unen.

Volar de noche.

Volar de día.

Perder el sentido.

Recuperar el sentido.

Morir.

Vivir.

martes, 26 de julio de 2011

El estado del tiempo

Vamos a incendiar el viento- Me dijo y no le creí.

No se puede, no puedes incendiar el frío-Le dije mientras sonreía burlonamente.

Si no crees que se pueda menos podrás hacerlo, anda, alcánzame los cerillos y la gasolina- Ella intentaba a toda costa safarse de mí, yo intentaba a toda costa impedir un accidente.

Me pidió que lanzara el primer chorro de gasolina al aire, lo hice y ella con los cerillos intentaba incendiar la estela que dejaba el líquido, la trayectoria que dibujaba en el aire la gasolina. Intentos infructuosos de un incendio idiota.

De repente, el aire comenzó a incendiarse a nuestro alrededor, ella se acercó a mí y me besó en los labios, eramos un remolino de fuego en el centro de la habitación, afuera llovía, nosotros nunca nos enteramos. El aire incendiado. Los cerillos tirados. La lluvia que no nos tocaba.

jueves, 21 de julio de 2011

Tener

Tengo una obsesión por saber en donde estás a cada rato, te llamo y no te encuentro y muero un poco.
Tengo la necesidad de cuidarte, de protegerte, de devolverte el favor.
Tengo el miedo de perderte.
Tengo los días contados.
Tengo una lágrima que se resiste a caer.
Tengo unas palabras que quiero pero no puedo decir.

Tengo un recuerdo que no me deja en paz.

No te tengo.

jueves, 14 de julio de 2011

Acá llueve...allá?

La llamada que podía hacer una vez a la semana desde el centro de desintoxicación en el que lo habían metido sus padres, siempre iba dirigida a ella.

Ella sólo descolgaba el teléfono y lo escuchaba hablar, no lo interrumpía, él le decía lo mucho que le hacía daño estar ahí, lo infeliz que era, lo patéticos que eran los demás internos, él era mejor que todos ellos pero no lo dejaban salir porque decían que recaería en sus vicios, en el mal camino, en el lado oscuro de Dios.

Al terminar la llamada, él se iba a su habitación, había dejado de compartir cuarto desde que denunció que el tipo que le había tocado de compañero de cuarto, lo había acosado sexualmente, él pidió trato preferencial, una habitación sólo para él y una botella de agua en la mesa todos los días. Su padre tenía dinero y nada de eso fue problema.

Ya tenía un año en ese lugar, un año de llamadas sin respuesta, de terapias, de agua embotellada.

Al año y dos días dejó de llamarla.
Un día llamaron preguntando por él, una voz de mujer. Le dijeron que ya no estaba ahí.
Se había ahogado en su propio cuarto.
La chica preguntó que como si no tenía tina.
Ellos le dijeron que había sellado su closet y con todas las botellas que había reunido en un año lo había llenado, ahí fue donde se ahog, en el centro de su habitación.

Ella colgó para siempre.

miércoles, 6 de julio de 2011

miércoles, 1 de junio de 2011

El rastro de Dios

Si tuviera que elegir un camino, creo que sería el más difícil siempre- el Conferencista cerró así su charla y la gente le aplaudía a rabiar.

Bajó del escenario y caminó al lobby del hotel 5 estrellas en donde había dictado la conferencia titulada: "Caminos de luz: Yo he hablado con Dios" y mientras repartía tarjetas de presentación que los empresarios se disputaban como si fueran boletos de lotería premiados, se le acercó una mujer, 40 años, guapa, discreta, le dijo algo al oído y se fue.

El Conferencista terminó de firmar los libros que su agente había llevado para vender. La parte más nefasta de su día, pensaba. Subió a su habitación y en la puerta lo esperaba la mujer, sentada fumaba un cigarro y mantenía los ojos cerrados. El Conferencista no pudo ocultar la erección que empezaba a formarse en su pantalón.

Abrió la puerta y sin decir nada, la chica entró antes que él y se dirigió al cuarto de baño. El Conferencista colgó meticulosamente su saco en el closet y se aflojó la corbata roja.
La mujer salió del baño, para sorpresa del Conferencista, seguía con su ropa puesta. Él se acercó a ella y la tomó por la cintura, ella lo dejó acercarse y le dijo al oído algo que lo hizo retroceder.

No te creo, no puede ser
Querías una prueba de Dios, vine a verte.
Dios no existe.
¿Por qué has vivido de decir que si?
¿Por qué no decirlo? no he matado a nadie.
Entiendo.

La mujer se fue del cuarto.

Al bajar, el conferencista había perdido la voz. Nadie lo reconocía. Su cara era diferente. No estaba él en los libros que vendía su agente. Era otra persona.

La mujer lo observaba desde una esquina. El conferencista intentó acercarse pero no pudo. La seguridad del hotel lo escoltó a la puerta. No tenía nada de nuevo. No era nadie de nuevo.

Juró vengarse.

Empezó una empresa de productos anti-Dios. Repelentes en aerosol de Dios. Collares de ajos anti-Dios. Comerciales de tv anti-Dios.

Se volvió aún más poderoso que antes. Ahora daba conferencias anti-Dios y los empresarios se disputaban sus tarjetas como boletos de lotería premiados.

Buscaba a la mujer en cada hotel. Nunca apareció.

Dios existe, pensó.



viernes, 27 de mayo de 2011

Mayo 2011

El mar golpeando la costa como un corazón que late fuertemente ante la proximidad del sueño, del anhelo.

Ella no lo sabe pero la veo desde acá, cierro los ojos e imagino que estamos en el mismo lugar, en otro tiempo, con otras personas y que cuando nos vemos a los ojos volvemos a tener 19 años y nadie ha llorado por el otro, aún no nos despedimos en la puerta y tiramos la llave por la ventana.

Cada que pienso en ella mi mente es un remolino de yerbabuena que acaba con los problemas actuales, ella llega en una canción de Beck y se va cuando termina, dejando en mis oídos notas y susurros, mensajes indescifrables para los demás pero no para mi, el que sabe escuchar, el que sabe leer.

Este tiempo no te merece, tomaste la mejor decisión de todas. La de volar.

martes, 19 de abril de 2011

jugar?

Se me perdieron las ganas de estar.

Tanto tiempo.

Tantas cosas.

Cenizas que se encienden y se vuelven a armar.

Días de nada.

Momentos irrepetibles. Aroma de agua. Suertes echadas.

Personas que se van.

Caminos que no se cruzarán.

Nada tenemos ya.


lunes, 4 de abril de 2011

en la busqueda

Leía el blog de una amiga y se me quedó grabada una palabra, "busqueda".

Todos buscamos, todos estamos ahí, navegando en la computadora, navegando por las calles, planeando el cielo en el avión y mirando a veeeeeer si se distingue nuestra casa, buscamos y buscamos.

Hoy leo que un amigo lejano, un amigo del pasado, busca un riñón.

Hay de busquedas a busquedas.






jueves, 31 de marzo de 2011

El ansia

Dejarlo todo atrás.

Tengo ese impulso últimamente. Dejarlo todo. Avanzar en cámara lenta como en un comercial hacia la luz.
Despertar mañana y sentir que sigo aún en el piso del departamento de mis amigos en Insurgentes y Campeche. Imagina que estos últimos 3 años no hayan existido.

Este blog no existiría.

Tú no existirías.

Todo habría sido un sueño y yo tendría aún 26 años. Sería el César de 26 años solitario. No hubiera vivido tan cerca esta guerra pero tampoco tan cerca el amor. Los nuevos amigos. Las nuevas personas. Ella.

Volver.

Palabras huecas.
Palabrería barata.

Imposible.

Una ciudad nueva.

Una ciudad vieja.

Vicentico tocando en el taxi rumbo al aeropuerto. Mi madre queriéndome más. Desayuno en Vips. Todo borrado. Todo no existe.

viernes, 25 de marzo de 2011

Blair no lo sabe

Clay:
Estoy en casa y veo por la ventana el descapotable en el que Julian se ha marchado. Aún están en el baño unos lentes Versace y un saco azul de Band of Outsiders perfectamente arrugado como la frente del viejo Julian, este que sigue prostituyendo idiotas por los pasillos de los estudios de MGM.

Blair:
Le dejé un mensaje a Clay en su Iphone. Le dije que no quería volver a verlo desde lo de Rain. No se puede amar a alguien que tiene la pinche mala saña de grabar y subir a un sitio todas las perversiones que le hizo a una chica que se suponía amaba.

Julian:
Clay es un hijo de puta despreciable. Desde que llegó de NY para The Listeners se la ha pasado dandome largas, sólo me quiere para coger y para que le surta cristal. Nota para mi: Decirle a Rip que lo que vende es un asco.

Rain:
Voy a matar a ese cabrón. Le voy a volar la cabeza como se la volaron a Kelly. Me ha arruinado la carrera. Ese cabrón se va a morir.

Clay:
Dejen de seguirme. Dejen de enviarme mensajes. No sé ni quiero saber quien putas eres, déjame en paz. Sólo quiero dormir.

miércoles, 23 de marzo de 2011

¿Cómo dices que te llamas?

¿Cómo dices que te llamas..tú...la chica de camiseta negra, sobrepeso, pelo desarreglado, ojos sobremaquillados que me mira inquisitivamente al otro lado de la mesa y que cuando alguien comenta algo, tuerces la boca y descalificas lo que dice con una mueca llena de rencor?

¿Cómo dices que te llamas tú, la chica que acompaña a esta chica y que le festeja sus payasadas mientras sonríe nerviosa y la incita a ser aún más "irreverente" diciéndole que no lo haga?

¿Cómo dices que te llamas tú, el chico de la ciencia ficción que está aquí buscando ideas para poder dejar de ser conocido como el chico de los comics?

¿Cómo dices que te llamas tú, hombre de mediana edad con evidentes problemas de adicciones que tartamudea cuando quiere expresar sus afilados pensamientos que desgarran los ejercicios literarios de una señora de la tercera edad?

¿Cómo dices que te llamas tú, señora de la tercera edad que quiso hacer una histora fascinante pero no pudo porque nomás no se le iba a dar, que intentó defenderla con argumentos vacíos?

¿Cómo dices que te llamas tú, chica sexy al fondo?

¿Cómo dices que te llamas tú, chico gay con excelente gusto para vestirse pero lleno de resentimientos que juzga como si a él nunca lo hubieran juzgado?

¿Cómo dices que te llamas tú, chico que duda de su sexualidad y que mira coquetamente al chico abiertamente gay y le asusta pero le gusta lo que está sintiendo?

¿Cómo dices que te llamas tú, señora que llevó un cuento lleno de erotismo reprimido, que le dió miedo, que le dió frío hablar de manos que la tocaban, de senos, de vaginas, de penetraciones, de lo que pudo ser relevante?

¿Cómo dicen que se llaman todos ustedes de los que no me acuerdo nada?

En serio, es mi primer día y llegué tarde.

martes, 22 de marzo de 2011

Decir adiós

El acto de decir adiós no es tan simple como parece, no es sólo levantar la palma de la mano, colocarla a una altura superior de nuestra cabeza, abrir los dedos de la mano como un sol y agitar ese sol con movimientos de izquierda a derecha a un ritmo constante durante un periodo de tiempo que comprende la distancia en la cual tardamos en desaparecer del rango visual del objeto de nuestro adiós.

Decir adiós es más complejo y es una acción totalmente independiente del manejo correcto de una mano veloz y agitable, lleva consigo una despersonalización de lo que se quiere, lleva la sensación del olvido y sobre todo, lleva un gran dilema moral porque se deja ir sin tener la certeza de que se verá volver.

No confundamos el adiós con el hola. El movimiento indicado para una correcta bienvenida a la distancia es con nuestra mano levantada sobre nuestra cabeza y todos los dedos de nuestra mano abiertos, el hola puede ser de dos tipos, el hola excitado que agita de izquierda a derecha la mano con rapidez y ansiedad, y el hola de ubicación, el que sirve sólo para indicar que estamos ahí y que se caracteriza por una casi inmovilidad de la palma de la mano.

La mano, la palma de la mano específicamente, es pieza fundamental en ambos ejercicios sociales del ser humano, al menos en cuanto a las regiones occidentales del mundo se refiere, ambos actos requieren de total concentración para poder ser considerados trascendentes y no sólo superficiales, aunque el decir adiós y el decir hola a personas con las cuales no se tiene una relación cercana, elimina por completo las creencias vistas anteriormente y se convierten en actos reflejos de civilidad y respeto tan importantes pero a la vez tan vacíos y sin alma, como abrirle la puerta a una persona o cederle el lugar a una mujer mayor en el camión.

Decir adiós. Dejar que se vayan las personas y agitar la mano en el aeropuerto, en la central de autobuses o en el tren. Decir adiós cuando el crucero se marcha. Decir adiós cuando no se tienen más palabras para decir. Decir adiós con la mano, con los ojos, con la boca, con un abrazo.
Decir hola igual pero al revés. Como una cámara en reversa que nos narra esos instantes que no nos damos cuenta que vivimos. Adelantar. Regresar. Despedirse. Saludarse. Hola. Adiós.

martes, 15 de marzo de 2011

Granizada

Quisiera ser talentoso para que me quisieras, le dijo él a ella afuera de la escuela de artes en donde ella tomaba clases para cambiar el rumbo de las nuevas formas de expresión existentes.

Perdóname por ser un pinche contador, el chico lloraba tan fuerte que dejé de fumar y abandoné la lectura de la novela de Nothomb que me habían prestado y me dediqué a observar grosera y metichemente la escena.

Nos están viendo, párate...la chica apenada invitaba al chico a levantarse y acabar con la verguenza de la escena pero no con el dolor del chico, ella no le ofrecía tregua, le pedía que dejara de hacerla ver mal.

El chico se levantó y se dirigió a donde yo estaba y sin decirme nada me golpeó en el rostro. No opuse resistencia, creo que en cierta medida me lo merecía, el chico regresó con la chica y le dijo que si no lo perdonaba él se iba a matar.

Me acomodé los lentes y la cabeza después del chingadazo y seguí observando, escupí un poco de sangre y en vez de molestarme, el chico siguió dándome tanta pinche lástima que encendí otro cigarro para ver en primera fila, desde mi banca, todo lo que iba a pasar.

El chico volteó a verme y me miró con tanta rabia que pensé que iba a volver a golpearme. No lo hizo, seguían rodando lágrimas por su cara, casi podías oírlas al caer al suelo, era bien raro todo.

La chica entró a clase y el chico se quedó afuera. Fui con él y le dije que esa chica, la que tanto amaba no valía verga, que yo era su profesor de lenguajes audiovisuales y en una fiesta me la había cogido en el horrible baño de la casa, que él no merecía a una puta así, que si seguía llorando y golpeando gente lo único que iba a conseguir era una madriza o infarto.

Le invité a irse al carajo y el chico creo lo entendió.
Obviamente todo lo que le dije era una puta mentira, yo ni siquiera era maestro, esperaba a unos amigos que si lo eran y a la chica no la había visto jamás.

Algunas veces me gusta sentir que destruyo cosas, vidas, ilusiones, esperanzar, sueños, amores, himenes, cabezas, todo. Me hace sentir un poquito bien. Aparte el tipo me acababa de partir el hocico.

miércoles, 9 de marzo de 2011

La vida en mp3

Llevo conmigo una grabadora de voz, la llevo casi a todos lados y con ella he empezado a hacer algunos ejercicios raros como grabar sin que nadie se de cuenta, lo que platicamos durante la comida con la gente de la oficina.

He aprendido a desmenuzar las voces de todos, sus entonaciones y lo que dicen cuando dicen algo, de esa forma he podido descubrir que hay un chico que quiere con una chica, pero ese chico tiene novia y esa chica tiene novio. Imagino que sus pies se encuentran bajo la mesa y se acarician brevemente, una caricia accidental que libera endorfinas en su cuerpo, lo he escuchado en sus voces, en sus risas, en sus silencios incluso.

Me he enterado también por las voces, los que tienen miedo de morir, los que no traen suficiente dinero para pagar la cuenta, los que intentan ser graciosos, los que se ríen por encajar, los que no deberían de pedir un trago más. La verdad está en MP3 y yo la tengo. Por las noches descargo los archivos en mi computadora y comienzo a recortar las conversaciones según me plazca, y les doy entonaciones distintas y limpio de silencios todo y le pongo música e imagino que vivimos con un soundtrack divertido todo el tiempo.

La vida puede ser mejor si está en formato digital.

viernes, 21 de enero de 2011

fecha de caducidad

Sabes que nuestra relación tiene fecha de caducidad verdad?-me dijo ella mientras se ponía las medias y empezaba a levantarse de la cama.

Claro, todo tiene fecha de caducidad, porqué no habríamos de tenerla nosotros también?- le dije siguiéndole el juego.

Porque hoy es el día límite, hoy me voy y no me vas a volver a ver- ella decía esto sin emoción, fría, mientras se miraba en el reflejo de mi televisor apagado y se acomodaba el cabello. Odiaba su fleco.

Tengo motivos para alarmarme? es cierto que te vas y que ya no te veré? repercute algo en mi? me importa pues?-le dije congelando lo más que podía las palabras, procurando que no se quebraran, que salieran sin dolor.

Ella caminó al baño, el ruido del agua corriendo. La ventana abierta ligeramente, azotando quedamente. Una sinfonia de sonidos caseros como despedida.
Después la puerta. La llave que caía al suelo. Los pasos en la escalera. El silencio.

Camino al refrigerador ya no está ella. En los alimentos reviso el código, la fecha. Si tan sólo aún nos quedara un poco más de tiempo. Si tan sólo no fuera todo tan perecedero. Si tan sólo, tan solo.