miércoles, 25 de marzo de 2009

titan

Elimino las vocales en los nombres de mis amigos en mis tiempos muertos y todos somos una sucesion de nombres raros, de consonantes que chocan y producen ruidos en mi garganta y sensaciones indescifrables en las paredes interiores de mi boca.

Pierdo el tiempo más seguido de lo que creo, pierdo el tiempo esperando esperando esperando. Pierdo el tiempo y el sentido y cuando menos pienso, salto del puente y lo veo todo negro.

Algunas veces que navego perdiendo el tiempo, termino chocando con un arrecife de situaciones que no he terminado y que me dicen...deja de perder el tiempo y acaba con tus pendientes, pero no puedo, sencillamente no puedo dejar de perder el tiempo, lo peor de perder el tiempo es que siento que tanto el tiempo se ha perdido, como yo me he perdido con él, soy un naufrago del tiempo perdido, soy minutos echados a la basura, soy una perdida de tiempo y el tiempo es una perdida de vida.

Me gusta viajar entre el tiempo perdido y saber que de lo perdido lo encontrado.

Perdedor el que lo lea.






miércoles, 18 de marzo de 2009

minotauro

Lo veo al entrar en el salón. No es lo primero que veo, lo primero que veo y percibo son los millones de ciruelas y de duraznos colgados, estampados, impactados sobre las paredes, el olor a fruta amarga me hace bajar la cabeza y desear estar lejos.

Lo veo imponente, un minotauro de 4 metros de alto hecho completamente de cristal no pasa desapercibido. El minotauro me mira estático, yo lo miro con temor.

Por una ventana se filtra una potente luz, la luz atraviesa el corazón del minotauro de cristal y del mismo sale reflejado un rayo multicolor que se impacta en las frutas de los muros, las frutas se calientan y de su olor me siento esclavo. El minotauro no deja de mirarme y me ruega con sus ojos de cristal, que le quite ese dolor del pecho, ese dolor multicolor, ese rayo de luz, ese fuego que le acaba el alma.

Con una barra de metal lo golpeo fuertemente, los cristales salen y me rasgan un poco la cara pero no me duele, el minotauro se quiebra y en pedazos va cayendo al suelo y al rebotar, pequeños cristales se clavan en las frutas y en mi. Antes de que su cabeza explote contra el suelo, alcanzo a ver gratitud en sus ojos fríos. El minotauro ya no está.

En la barra de metal quedan rastros de cristal que pongo en mi lengua, siento el sabor y siento la sangre de mi lengua. No puedo moverme, me siento transparente y solitario, frío y lejano.

Veo que alguien entra en la habitación y de una ventana un rayo de luz me atraviesa el corazón...

viernes, 13 de marzo de 2009

insomnio



Hoy me despertó el recuerdo y la duda. Estaba plácidamente dormido en mi casa, tosiendo ocasionalmente, cubierto por el edredón de mi cama, con la tv en sleep, arrullandome la voz de Mr. T vendiendo hornos electricos en tv. Escuchando el aire golpear mis cortinas, sintiendo el frio recorrerme el cabello y mover el bote de agua vacio que estaba en el suelo.

Y soñé. Y desperté. Y las dudas me comieron el mandado y me quedé mirando por la ventana a las 4 am, con la nariz congelada pegada al cristal, con las manos sobre el borde, con la voz ahora de Jack, el personaje de Will and Grace haciendome compañia en inglés. Con la duda rondandome las pestañas, con toda una noche por dormir echada a la basura del miedo.

Y lo peor de todo, es que no gané nada. Más que venir al trabajo desvelado, más que venir al trabajo agobiado, más que venir al trabajo con dudas.

Y todo por el maldito sueño.


domingo, 8 de marzo de 2009

delirio

En la soledad y en el delirio. En la duda y en el sistema. En la carroña y en la oscuridad. En la elaborada malicia de una palabra dicha con el afan de lastimar. En la sabana blanca que cubre al fantasma y que siempre está inmaculada. En la seducción y lo que detona. En los ojos del pecador. En la cortina del motel de paso. En la sintesis de lo terrible y lo malsano. En la locura y sus efectos. En las sucias manos del que mata, roba, hiere y no se conmueve. En las plumas del halcón que come al ratón de campo y no se percata que a lo lejos alguién le apunta con un rifle. En el piso de una carcel. En la bala que atraviesa el salón de clases y rompe vidas incluso sin cumplir el objetivo con el cual fue creada esa bala. En ese kilometro de más. En esa copa de más. En la pornografía. En los lupanares. En el grito desgarrador del hombre lobo. En la mano mutilada en una maquiladora que no paga lo que debe. En el "no eres tú, soy yo". En los días nublados. En las malas noticias. En los pecados que no le confesaste al padre porque son tuyos y son vergonzosos. En las veces que alguien hace llorar a alguien. En la publicidad engañosa. En las personas que usan a las personas. En los imbeciles y su felicidad imbecil. En el azulejo mohoso de un baño abandonado. En la garrapata que se come a una garrapata más chica. En el abanico que no refresca. En las noches largas de lagrimas y sudor.

En todos esos lugares se supone que también está Dios.

lunes, 2 de marzo de 2009

arar

Dejaba un rastro a su paso, una huella que seguía todos los días y que me permitía conocerla y que me conociera sin conocernos. El perfume que dejaba en las escaleras del edificio donde viví ese verano, era el olor de la pasión y en menor medida del romance. Con esto uno quiere decir que ese olor me excitaba como nunca me había pasado antes.

Nunca la ví a los ojos hasta el día que nos topamos en los contenedores de basura del edificio, yo habia bajado con una bolsa en donde traía los restos de la reunión de un día anterior, ella estaba enfrente fumando, la reconocí de inmediato, sabía que era ella a pesar de que el olor de los desperdicios me impedia constatarlo, pero era ella, con su cigarro viendo hacía donde yo estaba. Nerviosamente la saludé con un callado buenas noches. Ella no me dijo nada. me alejé de ahí apenado.

Dos días después la topé en las escaleras del edificio, ella en el mismo mood que la vez anterior, fría con el cigarro sostenido con la mano derecha, yo con la misma timidez, está vez no la saludé, pasé a su lado y me permití olerla un poco más cerca, carajo, su olor era aún más penetrante y no se si será cuestión de feromonas o algo así pero si hubiera tenido la oportunidad habría intentado todo en plenas escaleras, pasé a su lado y cuando ya había avanzado, me dijo buenas noches, el encuarte de mi pantalon sintió el peso de esas palabras y avanzé más rápido buscando con desesperación mis llaves. Esa noche no dormí nada.

La tercera y ultima vez que la ví, ella estaba afuera del edificio con su maleta, buscaba en sus bolsillos un encendedor y yo iba casualmente caminando viendo al suelo porque siempre tengo la esperanza de que me encontraré un billete de loteria o la moneda qe me dé la posibilidad de comprar uno y salga de pobre de la manera más fácil, egoista y sin chiste del mundo, en eso la vimevionosvimos y le pasé un encendedor, alcancé a rozarle su mano al pasarle el encendedor y por primera vez, me sonrió, sonreí ya sin timidez y ella me dijo: Traes la bragueta abajo.
De no ser moreno me habria puesto rojo de verguenza.

Le pregunté si se iba de viaje, ella me dijo que se iba, entendí y no quise preguntarle más nada, me regaló un cigarro y con mi propio encendedor lo prendió, agradecí el gesto y nos pusimos a mirar la calle, ella esperando un taxi, yo esperando el valor para invitarla a subir a mi departamento y quitarme por fin y para siempre, esa fantasia que me rondaba los sueños y me hacía querer salir a correr por la colonia todos los días a las 550 am. Nunca pasó lo segundo, llegó el taxi y se fue, me devolvió mi encendedor y yo volví a ponerselo en las manos ella me sonrió por segunda vez y yo vi que las luces traseras del taxi se alejaban y escondian en la oscuridad de la calle, si ella me hubiera visto por el vidrio trasero del taxi, se habría dado cuenta de lo triste de la escena. 

Al día siguiente a las 550 am, ya llevaba dos kilometros recorridos y el olor, su olor,  no desaparecía de mi cabeza.