El acto de decir adiós no es tan simple como parece, no es sólo levantar la palma de la mano, colocarla a una altura superior de nuestra cabeza, abrir los dedos de la mano como un sol y agitar ese sol con movimientos de izquierda a derecha a un ritmo constante durante un periodo de tiempo que comprende la distancia en la cual tardamos en desaparecer del rango visual del objeto de nuestro adiós.
Decir adiós es más complejo y es una acción totalmente independiente del manejo correcto de una mano veloz y agitable, lleva consigo una despersonalización de lo que se quiere, lleva la sensación del olvido y sobre todo, lleva un gran dilema moral porque se deja ir sin tener la certeza de que se verá volver.
No confundamos el adiós con el hola. El movimiento indicado para una correcta bienvenida a la distancia es con nuestra mano levantada sobre nuestra cabeza y todos los dedos de nuestra mano abiertos, el hola puede ser de dos tipos, el hola excitado que agita de izquierda a derecha la mano con rapidez y ansiedad, y el hola de ubicación, el que sirve sólo para indicar que estamos ahí y que se caracteriza por una casi inmovilidad de la palma de la mano.
La mano, la palma de la mano específicamente, es pieza fundamental en ambos ejercicios sociales del ser humano, al menos en cuanto a las regiones occidentales del mundo se refiere, ambos actos requieren de total concentración para poder ser considerados trascendentes y no sólo superficiales, aunque el decir adiós y el decir hola a personas con las cuales no se tiene una relación cercana, elimina por completo las creencias vistas anteriormente y se convierten en actos reflejos de civilidad y respeto tan importantes pero a la vez tan vacíos y sin alma, como abrirle la puerta a una persona o cederle el lugar a una mujer mayor en el camión.
Decir adiós. Dejar que se vayan las personas y agitar la mano en el aeropuerto, en la central de autobuses o en el tren. Decir adiós cuando el crucero se marcha. Decir adiós cuando no se tienen más palabras para decir. Decir adiós con la mano, con los ojos, con la boca, con un abrazo.
Decir hola igual pero al revés. Como una cámara en reversa que nos narra esos instantes que no nos damos cuenta que vivimos. Adelantar. Regresar. Despedirse. Saludarse. Hola. Adiós.
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