Se ha vuelto común, tristemente común la escena, el acelerón de llantas, la frecuencia de un nextel, el grito, el disparo, el impacto.
La escena se repite y se repite en un loop que huele a pólvora, es un disco rayado por las navajas de la última letra, de los del mar, de los de la sierra, es la nueva voz de mi ciudad.
A la distancia parece que no se siente tanto, pero se siente más, la distancia amplifica el sonido de las balas, la distancia y el desconocimiento nos hacen pensar que cada vez que pasa algo, cada vez que algo aparece escrito en algún medio, identificaremos un coche conocido, una calle que es la nuestra, un amigo, un pariente, un amor envuelto en balas.
A la distancia no nos queda más que rezar porque no sean ustedes.
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