Hay días en donde quiero sacarlo de esa somnolencia, de ese sopor, de esa falsa paz que dan los laberintos de la depresión, pero soy igual o más débil y no tengo nada que ofrecerle.
No tengo una sonrisa honesta ni una esperanza que podamos compartir, y me siento junto a él y ambos terminamos descubriendo universos ocultos en los puntos en donde se unen los azulejos de la cocina.
Quizá si tenemos algo en común después de todo.
1 comentario:
"diálogos"
Publicar un comentario