martes, 29 de septiembre de 2009

vivir en la ficción

Hoy, alguién que aprecio mucho me dijo que vivo en la ficción, no entiendo bien a que se referia con esto, porque ayer todo fue tan real.

No fue ficción el taxi de la calle Napoles a Paseig de Gracia, no fue ficción el tren al aeropuerto, no fue ficción llegar a londres y correr para alcanzar mi tren, no fue ficción volar junto a una mexicana y contarle sueños, no fue ficción aterrizar en el aeropuerto de la ciudad de México y escuchar su voz, la voz que tantas veces me dijo que me quiere y algunas que había dejado de hacerlo, no fue ficción correr y encontrarte ahí, linda, como la primera vez que nos vimos hace tanto, hace tantas personas, hace tantas ciudades, hace tantos te quieros que no nos dijimos.

No fue ficción ese café, esa bufanda, esas fotos, esa sonrisa que me volviste a dar, mi cara de idiota que había perdido junto con mi maleta en Madrid, no fue ficción decirte adiós y hola a la vez, no fue ficción el beso que una vez más tuve que pedir pero hoy, después de mucho, me regalaste.

No fue ficción porque de haberlo sido, l0 sabría y hoy, no tendría esta sonrisa, este recuerdo, esta cámara que te guarda una vez más, para mi, para el mañana.

No fue ficción porque aún no soy tan bueno para contar los finales de las historias de amor.



sábado, 26 de septiembre de 2009

Renfe, bcn, 10pm

Ella salió de Roma a las 630 de la tarde del 26 de septiembre de 2009.

Él salió de Madrid a las 7 pm del 26 de septiembre de 2009.

Ella llegó a Barcelona a las 8 20 de la noche.

Él llegó a las 810 de la noche a Barcelona pero por un problema con su equipaje salió y abordó el bus que lo llevaba a Renfe a las 830 de la noche, la hora exacta en la que ella abordó el autobus haciendole al chofer la misma pregunta que él pensaba hacer. Este bus me deja en Renfe?

El chofer asintió y ambos abordaron el bus. Ella no lo miraba, él no podía creer lo que era la suerte, de verla ahí.

Él recordó que tenía un boleto en la maleta. Ella fue a la taquilla por uno.

El avanzó y llegó a la línea 1. Pensó que no volvería a verla.

Ella llegó a la estación y lo vió.

Él con todo el nerviosismo del mundo, respiró y deseó tener las palabras para decirle que era la mujer más guapa que había visto en su viaje por Espa;a. Ella dijo, es el tipo del bus.

Él le pregunto la hora, ella le dijo...905 y le mostró los 3 relojes situados detrás deél, él se sintió un tonto. Ella se sentó a su lado, él le dijo...como viajaste?

Ella le dijo que bien.

Sotelo italia, cicatrices, cine, 27 a;os los dos, maestra de danza, maestria en londres, publicista con sue;os, viaje por espa;a, amigos en barcelona, monica belluci, comida mexicana, comida italiana, Barna Sans, Barna Paseig de Gracia.

Elena. Él. Yo.

jueves, 24 de septiembre de 2009

me fumo la fortuna

Me fumo la fortuna y klas ganas de verte, me bebo la alhambra y te imagino aqui, conmigo...estando, paseando, de la mano, en un sueño.

En un sueño.

Tienen tus dedos la magia, el encanto, el secreto, y ante ellos caigo y me entrego, porque siendo tu tan tu, me veo, me pierdo, muero y renazco, porque tu...corazon, eres el verbo, la carne, el dia y la noche.

Que duermas bien porque hoy he pensado en ti

domingo, 20 de septiembre de 2009

mira que lejos

En las ramblas de barcelona me encontré un peso, un peso mexicano, un peso que habia viajado quiza antes que yo y que no había sido detectado ni confundido con un Euro ni por error, y él, y yo, estabamos solos y juntos a la vez en nuestra soledad de connacionales que se topan con alegria..y el peso y yo fuimos los mejores amigos y a veces platicabamos de cosas que no tenian sentido.

El peso me acompa;o ne mi trayecto y fiesta catalana, resguardandome, dandome la seguridad de casa y yo de vez en cuando lo sacaba a dar vueltas sobre mi mano...el peso y yo viajamos juntos a La Sagrada Familia, al Camp Nou, a 4 bares de tapas y uno de kebabs, a Figueres, a Cadaqués en la frontera con Francia y en Collieure estuvimos a nada de separarnos, pensando yo que era una moneda de acá, intenté pagar, cuando se fue, no me dí cuenta pero el mesero llegó y me dijo...messie, su moneda no vale y yo en vez de apenado estaba aliviado e incluso le dejé una gnerosa propina..el peso y yo estabamos juntos.

En Alger des Mar compartimos cama y miramos juntos la tv en francés, ambos nos reímos pues nuestro francés se reducía a Pardon, messie, merci...y nada más..

El pesito y yo nos detuvimos en Girona y en un bar de tapas le prometi no separarnos nunca, sería mi peso favorito, mi moneda de la suerte, mi confidente, mi apoderado, mi casa.

Hoy a unas horas de viajar a Madrid, él ya hizo su maleta y se guardo en mi chamarra porque es mucho más responsable que yo.

Yo sólo espero no perderlo por error.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Tiene el tiempo

Cuando me separo del cuerpo, cuando escribo pensando en que no tuviste la delicadeza de decirme...Hola, felicidades, cuando camino por las brasas esperanzado de que dejen de quemarme alguna vez, cuando abro una botella de cerveza indio y pienso que nadie las abre como tú, cuando siento que el momento más feliz que viviré contigo no ha pasado, cuando me dices que no me conoces, cuando sólos en el cuarto me conoces más que nadie, cuando las calles de la ciudad más grande del mundo me parecen chicas ante lo que siento por ti, cuando los abrazos de los amigos son como vitaminas, cuando los aeropuertos se congelan, cuando miro dentro de mis ojos y estás, cuando tomo mezcal y vino blanco, cuando un depa en Patricio Sanz y Eje 6 es un refugio, cuando te veo leyendo este blog, cuando cargo esperanzas en un CD, cuando un comercial mio viaja a Cannes, cuando no quedan cigarros en mi cajetilla, cuando veo lo que dejaste, cuando te veo partir, cuando toda la miel de maple no me endulza el corazón, cuando la ficción es más fuerte que la realidad, cuando creo que no soy yo pero soy, cuando duermo soñando una cosa, cuando mis tarjetas de presentación no dicen lo que soy, cuando Tom Waits canta Im still here, cuando de verdad pienso en ti, cuando miento y miento bien, cuando el día, la noche, el silencio, los perros, los cometas, las abejas, los comerciales de la tv me dicen que eres tú...


Cuando pasa todo eso, no eres ni soy.

lunes, 7 de septiembre de 2009

discretamente

En las tardes el suelo de la cabaña donde vive Marcela y su abuelo, en el rincón más escondido de la Sierra Negra, se oscurece sin explicación aparente. Se torna rojo intenso y después guindo y comienza a despedir un olor a metal, a sangre seca.

Tendrá cosa de un año- me dijo don Julián.

Me quedé esperando que comenzara el espectáculo de cada tarde, el oscurecimiento, la noche del polvo. 

Don Julián me miraba mirando y yo sonriendo le ofrecí un cigarro, el viejo lo tomó y lo tiró fuera de la cabaña, en su casa no se fuma, me dijo...guardé la cajetilla y no volví a sacarla el tiempo que estuve ahí.

Mi abuelo es lo único que tengo- Me dijo Marcela cuando le pregunté por los demás miembros de su familia. No sabía ni ella ni él que eso ya lo sabía yo. Investigando en su historia familiar me enteré de que toda la familia de los dos no existía.

Caminé para hacer tiempo, salí de la cabaña para estirar los pies y poco a poco entré en el bosque cercano, leyendo las historias que los troncos de los árboles tenían escritos con una navaja, escuchando el silencio absoluto, la caida de las hojas, el grito que dan los gusanos que bajo tierra no encuentran el camino.

Tomé una ramita de pino y la mordí y me supo a otros tiempos, al pasado, al comienzo de las cosas, a sal y vinagre, a piel. 

Entonces regresé a la cabaña y me senté en el centro de la única habitación, quedaban cinco minutos para la hora que don Julián me había dicho. El frío arreciaba afuera y escuché a lo lejos, el sonido que hacen las alas gigantescas de un demonio. Nunca lo había escuchado en mi vida, pero creo firmemente que en nuestra historia genética, en nuestros recuerdos que tenemos en el lugar más lejano del cerebro, en nuestra Sierra Negra personal, está guardado un rastro, un fragmento del sonido del bien y del mal y que cuando los escuchamos, sabemos.

Salí de la cabaña y no había nada mas que frío.

Cuando le dije a don Julián que recogiera sus cosas, que esa misma noche me lo iba a llevar detenido por robarse a una niña no dijo nada. No había sorpresa en esos ojos que ya lo habían visto todo. La sorpresa estaba en los mios cuando escuche un ruido y después nada.

Y efectivamente, el suelo comenzó a ponerse rojo y el olor a sangre lo llenaba todo.

Lo último que escuché fueron los pasos de Marcela.

jueves, 3 de septiembre de 2009

en días nublados no entran moscas

Tengo una debilidad por los días nublados, por la ausencia parcial de sol, por el frío, por lo gris que se vé todo.

Me siento fuera de lugar y eso me gusta, me gusta alejarme de lo usual, del día soleado, del calor, de eso que la gente dice "qué bonito día", para mi, esos bonitos días son como hoy, nublados, frescos, esperanzadores.

Me ponen de buenas estos días nublados, me alejan, me sientan bien.

Los días nublados me suenan a José González, a Sondre Lerche, a Regina Spektor, a Robie Draco Rosa, a sopa, a bufandas, a días en cama, a caminar de la mano, a jurar que te querré toda la vida. 

Cosas que el verano y sus ensaladas, sus hits de verano, sus amores pasajeros, sus antros de playa...esas cosas que el verano no entiende.