martes, 2 de octubre de 2012
Se detiene
Los relojes se detienen ante la proximidad de un imán, ante los avistamientos de fenomenos paranormales o por los simples designios de Dios.
Los relojes pueden detenerse pero no el tiempo, no los momentos, no las palabras dichas que se desbordaron como caudal por el agujero que tenemos por boca, no los accidentes, no el "si tan sólo" y menos el "si yo hubiera".
Eso, todo eso no se detiene.
Avanza y se prende de las cosas, crece como hiedra en los muros de una casa abandonada, crece y crece.
Crece el desamor.
Crece la soledad.
Crecen los relojes a la orilla del camino, perpetuamente detenidos. Inmaculados. Reflejando el sol como girasoles de minutos. Segundos que no transcurren, espasmos de tiempo que permanecen.
¿Y si nos juntamos a detenerlo todo?
Tú con tu frialdad.
Yo con mi silencio.
Señorita Hielo y Mr. Freeze
Una ventisca cierra la puerta para siempre. Cierren que llueve y graniza. Cierren que aquí se acabó la función.
Los relojes aún conservan un poquito de escarcha entre las 12 y las 4.
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