Lo veo imponente, un minotauro de 4 metros de alto hecho completamente de cristal no pasa desapercibido. El minotauro me mira estático, yo lo miro con temor.
Por una ventana se filtra una potente luz, la luz atraviesa el corazón del minotauro de cristal y del mismo sale reflejado un rayo multicolor que se impacta en las frutas de los muros, las frutas se calientan y de su olor me siento esclavo. El minotauro no deja de mirarme y me ruega con sus ojos de cristal, que le quite ese dolor del pecho, ese dolor multicolor, ese rayo de luz, ese fuego que le acaba el alma.
Con una barra de metal lo golpeo fuertemente, los cristales salen y me rasgan un poco la cara pero no me duele, el minotauro se quiebra y en pedazos va cayendo al suelo y al rebotar, pequeños cristales se clavan en las frutas y en mi. Antes de que su cabeza explote contra el suelo, alcanzo a ver gratitud en sus ojos fríos. El minotauro ya no está.
En la barra de metal quedan rastros de cristal que pongo en mi lengua, siento el sabor y siento la sangre de mi lengua. No puedo moverme, me siento transparente y solitario, frío y lejano.
Veo que alguien entra en la habitación y de una ventana un rayo de luz me atraviesa el corazón...
2 comentarios:
la palabra minotauro siempre me ha dado miedo
razon por la que no lei este post
Oye tu relato me gusta por fantacioso. Por un momento qpensé que era un profesor al entrar a un salon de clases, luego pense en un relejo. La solución es dolorosa: pegame en el pecho para sacar este dolor" no lo dices de esa manera, calro pero la figura me hizo pensar en lo que vemos delante de los espejos, pensé en borges y su paranoia por los espejos, aen algun lugar leí que los tenía tapado todos porque no soportar ver su ceguera (lo dice Ignacio Solares en un libro que se llama caratas a una joven psicologa) me acorde de >cortazár y la inversion del mito de minoturo. Buen relato.
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