Los días mejores son los que nos regalan alas, los que nos desatan amarres, los que nos filtran palabras de aliento por los poros de las horas y que al escucharlas caemos como presas fáciles de lo positivo.
Los mejores días son los que nos alimentan los miedos, los que funden la soledad con el dolor, los de la amargura, los de caminos sin salida.
Los mejores días son iguales a los peores.
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