Quisiera ser talentoso para que me quisieras, le dijo él a ella afuera de la escuela de artes en donde ella tomaba clases para cambiar el rumbo de las nuevas formas de expresión existentes.
Perdóname por ser un pinche contador, el chico lloraba tan fuerte que dejé de fumar y abandoné la lectura de la novela de Nothomb que me habían prestado y me dediqué a observar grosera y metichemente la escena.
Nos están viendo, párate...la chica apenada invitaba al chico a levantarse y acabar con la verguenza de la escena pero no con el dolor del chico, ella no le ofrecía tregua, le pedía que dejara de hacerla ver mal.
El chico se levantó y se dirigió a donde yo estaba y sin decirme nada me golpeó en el rostro. No opuse resistencia, creo que en cierta medida me lo merecía, el chico regresó con la chica y le dijo que si no lo perdonaba él se iba a matar.
Me acomodé los lentes y la cabeza después del chingadazo y seguí observando, escupí un poco de sangre y en vez de molestarme, el chico siguió dándome tanta pinche lástima que encendí otro cigarro para ver en primera fila, desde mi banca, todo lo que iba a pasar.
El chico volteó a verme y me miró con tanta rabia que pensé que iba a volver a golpearme. No lo hizo, seguían rodando lágrimas por su cara, casi podías oírlas al caer al suelo, era bien raro todo.
La chica entró a clase y el chico se quedó afuera. Fui con él y le dije que esa chica, la que tanto amaba no valía verga, que yo era su profesor de lenguajes audiovisuales y en una fiesta me la había cogido en el horrible baño de la casa, que él no merecía a una puta así, que si seguía llorando y golpeando gente lo único que iba a conseguir era una madriza o infarto.
Le invité a irse al carajo y el chico creo lo entendió.
Obviamente todo lo que le dije era una puta mentira, yo ni siquiera era maestro, esperaba a unos amigos que si lo eran y a la chica no la había visto jamás.
Algunas veces me gusta sentir que destruyo cosas, vidas, ilusiones, esperanzar, sueños, amores, himenes, cabezas, todo. Me hace sentir un poquito bien. Aparte el tipo me acababa de partir el hocico.