viernes, 12 de noviembre de 2010

El que no es

Dejo en el closet el traje que no me gusta usar porque no uso trajes.

Les tengo un leve resentimiento, me imagino que el mismo, heredado de mi padre, hacia las cosas que olieran a "dinero", mi padre es un trabajador, hombre de rancho que odia con todo su corazón la injusticia, la corrupción, las mentiras y la formalidad de los trajes.

Prueba de ello es que cuando le pedí que me ayudara a anudarme la corbata llamó a un vecino y le encargó la tarea, mi hermano el menor es más propenso a usar ropa "formal" y aprendió a anudarse la corbata desde muy chico. Yo no. No lo haré. Le debo eso a mi padre al menos. Si aún no le he dado un nieto para que lo eche a perder le daré al menos espacio en mí para él, para perpetuarse en vida en las cosas pequeñas, en el fútbol que me apasiona, en escribir poemas, en cantar y silbar por las calles, en no aprender a anudarme la corbata.

Soy él más jóven. Soy mi padre y por eso enamoro a las mujeres que él no pudo porque él es de los hombres de antes que sólo se enamoraron de una mujer y con ella están para siempre pero yo no, por eso lo hago, por que sé que cuando me ve llegar a casa desvelado, oliendo a alcohol y con marcas de rasguños de alguna mujer, él es feliz y le gana un poco a la vida.

Soy como él a medias porque mi padre, ese señor de ya casi 60 años, él sí sabe bailar.






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