martes, 9 de noviembre de 2010

La marea de la calle 89

Me tocó estar ahí justo en el momento en el que la primera bala tocó la cabeza del muchacho, veníamos bajando mi hermana y yo por el corredor, en donde está la tiendita, cuando se escuchó seco el tiro, un grito y luego la gente corría por el mercado mientras comenzaban los demás disparos.

Tomé a mi hermana del brazo y nos metimos a la casa de una señora que nos ayudó muy a fuerzas, no quería abrir la puerta pero cuando vió a mi hermana embarazada nos dejó pasar, se escuchaban muchos balazos y luego un estallido, la señora, del susto se cayó y los cristales de las ventanas se rompieron todos, mi hermana estaba agachada como podía, ya tiene casi 9 meses de embarazo y yo la cubría con mi cuerpo.

Luego el silencio.

Salí de la casa a ver que había pasado, había cuerpos tirados y a lo lejos se veía a la patrulla de exterminio de gobierno, los negros, que seguían avanzando por la calle y la gente se escondía como mi hermana y como yo.

Entré a decirle que se quedara ahí, le di a la señora 200 pesos para que me cuidara a mi hermana y corrí dos calles abajo a casa de mi primo Mario, ya no había casa. El estruendo fue ahí, lo supuse, no sé porqué pero sabía que había sido ahí, vi un torso, no quise pensar que fuera de Mario y no lo toqué, no se veía otro cuerpo. Corrí a donde estaba mi hermana y de ahí marcamos a casa de mi madre para decir que estabamos bien pero que no fueran a casa de Mario y que no se salieran porque "los negros"andaban cerca. Mi madre entendió y nos echó la bendición.
Esa noche nos quedamos en casa de la señora que no pudo dormir porque su hijo no llegó.

A la mañana siguiente ya no había cuerpos en la calle.

Caminamos a casa.

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