Para los que leen esto y no me conocen, vivo en Monterrey, Nuevo León, ciudad azotada cabronamente por el narcotráfico. Tengo 28 años y soy el segundo de una familia de 6 personas.
Todos honestos. Todos honrados. Todos dignos mexicanos.
Este es el texto #200 en mi blog. Una fecha casi cabalística en mi país. Un año en el que el número 200 ha estado en todos los putos lugares.
Quería aprovechar este espacio para despedirme por si no los vuelvo a ver.
No, no pienso dejar de escribir, no pienso dejar de vivir y no pienso olvidar mi pasword.
Pero, uno nunca sabe y los balazos están muy barato en mi casa así que, amigos, vatos, morras, si a este negro algo le pasa, siempre fue bueno, nunca anduvo en el narco y siempre quiso bien.
A mi madre, má, te amo, eres la mejor y la más grande persona que conozco, es un orgullo ser tu hijo.
Papá, por ti soy lo que soy, honesto, trabajador y lleno de errores, gracias, te quiero.
J: Te quiero, eres un ejemplo hermano, mi hermano mayor.
D: Gracias roomie por 20 años, eres bueno, sigue así y llegarás lejos. Te quiero bro.
M: Creo que nunca he querido a nadie como te quiero hermana, te ganas el cielo todos los días.
Novia: Te amo, gracias por cada día juntos y aunque vayamos empezando, creo que nos falta mucho aún juntos, espero.
Sé que uno llama a la desgracia y quizá este, catastróficamente y jodidamente, se convierta en mi último texto, Dios quiera que no, pero bueno, uno nunca sabe.
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