Salí de ahí con una caja de tamaño real en donde venía empacado al vacío, mi robot mujer que pedí de Vigo, la ciudad española que se había convertido en la principal productora de robots del mundo.
Subí a SAM (sistema androide multiregión) a la caja de la camioneta y me fuí a Bestbuy a comprarle el respirador automático, no quería que se me muriera apenas llegara a la casa. En la tienda había muchas personas, sobre todo tipos solos como yo, preguntando por el mismo aparato. Debe estar de moda esto de las robots, pensé y esperé pacientemente a que me entregaran el dispositivo. Saliendo de ahí alcancé a reconocer a un amigo de la universidad que traía en su auto otra SAM, pero peliroja, muy parecida a la chica con la que lo había visto en la universidad y con la que iba a casarse, nunca supe que le pasó.
Llegando a la casa subí a SAM por el elevador de carga del edificio donde vivía, no quería toparme las preguntas venenosas de los vecinos, ni las miradas de lujuria de los empleados del lugar, con los que no tenía la confianza suficiente para mentirles y decirles que no era lo que creian que era.
En la sala de mi casa contemplé la caja y fui a la cocina a tomar un vaso de agua. -Se siente raro esto- pensé y me acerqué a la caja que tenía la frase MANEJESE CON CUIDADO impresa en la parte lateral de la misma.
Empecé el proceso de desempaque de SAM, olía raro, como a plastico quemado y mi corazón latía extraño, confuso, entre emocionado y triste.
La ví ahí, de pie, en una bolsa térmica hipoalergénica con la mirada perdida en el cuadro de Sebastien Linnier que decora la sala de mi casa y por el cual pagué más de lo que debí pero que me hacía feliz cada mañana y que muestra el nacimiento de un radio de transistores, de entre las piernas de una mujer negra. ANDRÓ (SEBASTIEN LINNIER 2012 lápiz sobre óleo)
Me sentí muy triste de verla ahí, construida para mi, con los ojos que pedí, con la boca que pedí con la piel que me volvía loco, joven, con toda una vida artificial por delante.
La saqué de la bolsa y pude percibir su piel, pude sentirla fría y lejana y apreté el pequeño boton ubicado detrás de la oreja izquierda y con el cual se accionaba la pequeña puerta del pecho en donde tenía que colocar el respirador, el cual era una pequeña tarjeta que ayudaba a hacer compatible el aire del medio ambiente, con el motor de la chica robot.
Conecté el cargador wireless de SAM y me dispusé a esperar la media hora que tardaba en cargarse y me fui a mi cuarto a ver el reporte deportivo de las 3 de la tarde. Mi equipo volvió a perder pero hoy no me molestaba, hoy estaba mi mente mucho mucho más allá de eso y veía la televisión sin verla pensando en ella, que me esperaba sumida aún en un sueño industrial y preprogramado. Las chicas guapas no vienen de paris, vienen de vigo, pensé y cerré los ojos.
La escuché toser y pasé a la sala y ahí estaba ella, tosiendo y con los ojos llenos de lágrimas intentando respirar. -Es perfecta- pensé y me puse aun lado de ella.
Ella sonrió coqueta y me acerqué a ella, la observé mientras la rodeaba y ella me miraba esperando que hiciera con ella lo que yo quisiera, iba a ser para mí, mi esclava, mi puta, mi confidente, mi amiga, mi criada, mi mueble, mi motor, mi esperanza, mi esposa, mi psicologa, mi sonrisa de la mañana, mi musa, mi camino sin retorno.
La abracé por la espalda sintiendo su desnudez y su calor (la nueva SAM 6.0 viene con termostato automático y 80 GB de capacidad de musica que puede cantarte) y le di un tierno beso detrás de la oreja izquierda. SAM me miró sorprendida y aterrada, yo sonreí y ví el justo momento en donde se llevó las manos al pecho intentando detener lo que estaba ocurriendo, ví el miedo en sus ojos y su frustración de saberse viva y de repente. NADA. la tarjeta de respiración salió y SAM se quedó instalada para siempre en stand by en la sala de mi casa.
Esto de las robots no es para mi- pensé y marqué el número 800 de atención al cliente. Con el dinero que me reembolsen le compraré una nueva plasma a Tatiana y le rogaré que me perdone. Y si no...pues tendré al menos un perchero de lo más extraño.
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