viernes, 26 de diciembre de 2008

fuego

El amor y el desamor estaban sentados en el sillón de una cafetería y compartían ambos, un pedazo de pastel de zanahoria, con nueces, sin fresas.

El amor pensaba que él, era el principal motor creativo de los poetas, los compositores, los escritores, los artistas, porque el amor era lo más bello, el sentimiento más puro, la musa que todos buscan, la cafeína que despierta una vida.

El desamor opinaba lo contrario, el creía que en la desolación y el abandono, en el desierto del corazón y en las heridas de los insultos de los ex amores, se encontraba la piedra filosofal de la creatividad.

Un hombre de lo más común se dió cuenta de la discusión, se acerco a ellos y solemnemente les dijo: Ambos tienen la razón, porque ambos detonan, ambos construyen, ambos son eso que nos mueve.

El amor lo miró a los ojos, enternecido y le dijo con la voz quebrada: Tú que sabes del amor si eres sólo un hombre.

El desamor conmovido se levantó del sillón y abrazando amistosamente al hombre le dijo: Tú que sabes del desamor si eres sólo un hombre.

El hombre, despertando de un sueño, con la conmoción cerebral que provoca el saber la verdad, miró a los dos y pensó para si, que del amor y el desamor, el hombre no sabe nada.


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