Me fui conduciendo a casa y en cada semaforo lo aspiraba y pensaba que estabas ahí y estupidamente le platicaba las cosas del día, lo que no te dije, lo que oculto y que me averguenza y no te digo porque no lo entenderías.
Y fue tu perfume, tu olor, el que me dió el perdón de mis fallas y me dijo tranquilamente.."mira aquí no pasa nada"
Tu vuelo y tú se fueron de la ciudad y yo me quedé aún con muchas cosas que no te dije, amarradas a las paredes interiores de mis costillas, multiplicadas como germenes en la garganta, dos toneladas de pendejadas que hice y no te confesé pero que sé que ni aunque tuvieras el corazón más bueno del mundo podrías perdonar.
Y me fui cobardemente a un centro comercial a buscar tu perfume.
Cítricos...no...flores....no...té verde con almizcle y seda china...no...mandarinas uruguayas con aloe...no....Papel multicolor y bambú tostado...no...
Va a ser un poquito más difícil de lo que pensé conseguir el perdón de tu olor una vez más.
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