viernes, 2 de octubre de 2009

Enzimas proteícas y codigos postales

Anoche tuve un sueño, nada romántico, nada sexual, no uno de esos sueños en donde repito los mejores goles que he metido en mi vida (18 de septiembre de 1998, canchas de la preparatoria 8, entrenamiento de táctica fija. Tiro de Esquina. Balón cobrado por Anibal, me anticipo al marcador y corro a primer poste, el balón me queda atrás y por instinto lo golpeo de inglesa, con el talón, el balón marca una curva, el portero-el mejor de la preparatoria- se queda quieto, el balón se va al poste contrario de él, lo golpea y entra. Impresionante. De todas formas nunca dejé la banca)

Soñé algo extraño. Soñé con los libros de texto de la primaria, quienes hayan, como yo, estado en escuela pública, quizá recuerden un cuento que se llamaba "Esta escalera sólo sirve para bajar" y soñé que estaba en ese cuento y yo, como los demás personajes, deseaba desentrañar el secreto de esa escalera. Mi plan para hacerlo era el mejor, infalible, consistía en construir una escalera igual a la que había y después...olvidarme del asunto, para que quería yo subir una escalera destinada al fracaso si ya tenía yo mi propia escalera para subirla y bajarla cuantas veces quisiera?

Evadiendo el problema? Pensando "out of the box"? Siendo creativoRecreativo?

No lo sé, sólo sé que la escalera es mia y que el futuro se ilumina mientras más se llena de humo, mientras el caos me llama, mientras la virgen me habla.








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