L: Despierto?
Y: Para ti si. Feliz año.
Después me mandó mensajes muy personales, lo cual, le agradezco infinitamente, que confíe en alguién que tecnicamente no conoce, que confíe en un mensaje de texto que viaja por distintos estados del país, que confíe en mí.
Y respondí lo mejor que pude. Hoy me terminó de regalar la confianza y eso me hizo sonreír aún más.
Y: Porqué me escribiste a mí?
L: Hay cosas que nadie más entiende.
Y la entiendo. Aún sin tener la fortuna de saber que gestos hacemos al sonreír en vivo, o como suena nuestra risa descontrolada al ver una película de comedia, o como es la forma en la que corremos cuando empieza a llover y no traemos paraguas, aún así, la entiendo.
Que raro es todo cuando para conocer a alguien ya no necesariamente tienes que conocer a alguien y como los que nos rodean físicamente, algunas veces no nos conocen como quisieramos. Y me pasa a mí demasiadas veces.
Se raya el cristal del tiempo y tras la ventana del bus yo no veo nada.
1 comentario:
Muy acertada reflexión en estos tiempos de prisa.
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