Cada vez que recorro las calles que nos pertenecen no puedo evitar caer en una espiral de calor y melancolía que me invade en esta caida libre ininterrumpida en donde me encuentro. El grito se ahoga en mi garganta y escucho sólo la navaja de las palabras que rompen lo que tocan, que lo desgarran como el cuello del ratón del campo que cae abatido ante las alas del halcón.
Suena en mis oidos aún la esperanza del futuro, inicio el año con fe, con la certeza de encontrarnos nuevamente en el camino, en el punto en donde lo dejamos todo por seguirnos a nosotros mismos aún sabiendo que la separación nos une más. Porque si te vas, me voy.
Me fui de hecho. Ya no estoy para ti. Cerré para siempre el libro y le puse cera al borde de las páginas y no volverán a abrirse, ni tus manos que todo lo pueden, podrán abrirlo. Las palabras se me acabaron nuevamente, me sumerjo en el silencio del lago. En la quietud del espacio. En el ruido de un canal de televisión sin señal.
Te digo hola y adiós. Nos despedimos de nuevo en este lobby de aeropuerto que es la vida, tengo un vuelo comprado a la felicidad con cientos de escalas aún, voy en turista porque asi he vivido siempre, un turista que avanza sin libretos en un documental sobre viajes y aeropuertos. Me he convertido en un extra de mis propios actos. Me he convertido en ti aún sin saber de ti.
1 comentario:
florencia.
las otras europas...
besos
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