Y era verdad, me curé porque ya me gusta ver borroso y no leer de lejos las señales de transito, digamos que le agrega emoción a mis días.
Cachalote, desde el domingo me hicieron recordar esa palabra que quiza, en alguna ocasión en mis años de infancia, usé para burlarme de algun compañero de la escuela que era gordo para su edad, ahora creo que no lo haría, y no porque haya mejorado como persona, sino porque ahora tenemos un peso similar y un cachalote no puede burlarse de otro asi porque si.
Tengo ganas de una lamina de jicama con limón, demasiado limón, tanto que me haga cerrar los ojos y que haga explotar mis papilas gustativas por unos segundos y que cuando abra de nuevo los ojos, el mundo sea otro, que las cosas sucedan de formas increíbles y que yo pueda por fin dejar de mirar atrás.
Este jueves sabe a sabado y en mis audifonos está tocando un grupo de musica cristiana que no se porque carajo se coló a mi playlist si yo soy un tipo ultra catolico, me persigno antes de un juego de mi equipo y voy a la iglesia cuando hay una boda o un funeral, como todos.
Salta el huracán de sitio en sitio y con él se marchan los buenos y los malos momentos y tengo en la cabeza una imagen que me produce la palabra Waco, fanatismo religioso, pelicula de clase b, mi padre y yo viendo tv en la noche, yo con fiebre y él con un vaso de agua fresca que me da a beber, para que con el agua, como con el huracán, se vaya todo.
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