Avanza y suda enmedio del frío y los mosquitos de la nieve no lo dejan respirar bien y él resopla y siente la comezón en la nariz y no suelta por ningun motivo el bulto de cemento y se balancea algunas veces pero no lo suelta.
Cascaras de platano por doquier, las pisa y va rezando de que ninguna lo haga caer, de pronto...pone una rodilla en el suelo y descansa un momento y del esfuerzo, comienzan a rodar lágrimas que en un segundo se congelan y se rompen en microscopicos fragmentos de sal que caen y se pierden para siempre en el piso de hielo.
Bajo el piso de hielo hay animales de las nieves, tiburones blancos, estacas afiladas, agua venenosa y auditorias, cientos de auditorias y pagos atrasados, él lo sabe y se levanta y sigue caminando. Ve la orilla, la vé a ella, el final de su castigo y como una pesadilla, el piso comienza a resquebrajarse violentamente y el corre con las últimas fuerzas que tiene y algunas veces el agua fría toca sus tenis y siente levemente el filo de un colmillo, el aroma del veneno.
Arroja el bulto a la orilla y se desploma sobre la nieve. Su boca esta llena de hielo y sangre.
Se incorpora y al hacerlo, vé que sigue igual de solo que antes u aún más. Ni los 50 kilos de ella, ni los 50 kilos de cemento, ni nada.
Solo el frío.
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