Eso parecían decir los ojos del orador de la conferencia en la cual estabamos obligados a asistir, pero como nadie le ponía atención, lo verbalizó y todos nos quedamos callados al escuchar un fuerte y masculino. !Callense el puto hocico hijos de la chingada!
-Vergas- Raúl se impresionó y dejó en el aeropuerto de sus manos, el avión que a punto estaba de despegar.
Tomé la libreta y comencé a dibujar al conferencista. 55 años, entradas pronunciadas, mentón con cicatríz, orejas grandes, ojeras marcadas y cuello muy corto. Moreno.
No había nada de interesante en sus palabras, pero en sus actitudes y sus acciones sí, observé como veía con lujuria las piernas de las estudiantes que se encontraban en las primeras filas, nadie lo veía, nadie le prestaba atención, sólo yo. Si ponías atención en sus ojos, en la forma en la que se movían de la hoja a las piernas, de las piernas a la hoja, te dabas cuenta de que el tipo tenía una erección en ese preciso momento.
Lo dibujé con una erección impresionante, que rompía el auditorio de la secundaria en dos, acabando a su paso con, las chicas de las piernas linda, con Raúl el del avión y conmigo. Una verga inmensa, destructora, una verga apocaliptica.
Estaba dandole los últimos toques a mi dibujo cuando todo el auditorio hizo un silencio que no olvidaré. El orador me estaba señalando e invitandome a pasar al estrado. Dejé el dibujo y pasé. Ilusamente. El orador me invitó a subir con todo y dibujo.
Orador: Te llamas.
Yo: biiip
Orador: Y que dibujaste que nos quieras mostrar.
Sin penas lo mostré.
Yo: Es un homenaje a nuestro orador desde un punto de vista de poder, es una representación de nuestro orador en un papel que funge como destructor y creador de este miniuniverso en el cual nos encontramos, su imagen fálica destrozando el presente, pero a la vez, creando un futuro mejor, ignoren la imagen de lujuria de sus ojos, es solo el estado de trance en el cual el creador se encuentra en el momento de la concepción, del genesis.
Por diez segundos que parecieron eternos, el tiempo se detuvo. Hasta que Laureano gritó desde el fondo del auditorio: !A que pinche vergota profe!
Otra voz : Con esa pistolota si me dejo asaltar.
Todos se cagaron de risa, yo, cínicamente hice una reverencia e invité a la gente a aplaudirle a nuestro orador quien quiza por única vez se llevó una oración de pie en su puta vida, sobra decir que su erección desapareció, sobra decir que fue la última vez que pisé esa escuela.
Pero sigo dibujando.
Algunas veces.
Cuando vale la pena.
1 comentario:
ah verga!!!!
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