Y no dejaba de pensar en fechas de caducidad, en el tiempo que tardaron todas las cosas para llegar aquí, a mis manos que juzgan cual verdura sirve y cual no, cual costo es indicado y cual no, cual oferta es perfecta y cual no.
Salgo de ahí escuchando aún en mis oídos el zumbido de la luz neón, de la luz congelada que desnuda las imperfecciones de todos, que nos vuelve más humanos, expuestos ante los demás sin nada más que lo que somos.
Salgo de ahí y te busco.
Y te escucho y te cuento lo que soy y lo que fui y me río y me confundes y me doy cuenta de que no podré hablarte de amor porque te quiero mucho para eso. Y me divierto con eso. Y te ríes y me da risa tu risa y bajo la luz de la puerta de entrada de tu casa pienso que mi camiseta de Itchi and Scratchy me irá bien el jueves.
Y te digo adiós. Oye... volteas y te digo nada. Subo al coche y a casa.
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