Sentado todo el día en el sillón de una casa a oscuras, con miedo de encender la luz y arruinar la paz que vive a costa del silencio, espera. Espera callado que todo tome un nuevo giro, que vuelva ella, que vuelvan ellos, que vuelva el tiempo perdido esperando. Es como si nadaras teniendo solo un brazo, en circulos, como un perro que se persigue la cola durante horas. Esperar es perder. Perder es esperar.
El tren se fue. Con ella. Sin él.
1 comentario:
la melancolía huele a frutas? a que frutas huele? no a todas o sí?
tons andas cambiando de tren...
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